Calorcillo

Llega el calorcillo a Cádiz. Y con él la sensación de verano, las ganas de salir, las ganas de pasear e ir a la playa, de escuchar salsa, de ir a bailar, de tomarse un tintito con casera delante de un tazón de caracoles, de oler a caballa por la Viña... todavía quedan varios meses... pero ya está ahí la presencia. Escribo este post escuchando salsa y se me van los pies.... qué pena que no esté Pablo para darnos una buena rumba... es un privilegio tener alguien con quien compartir estas aficiones. Este fin de semana nos hemos hartado de bailar... y nos hemos quedado superagusto. Comprendo que la gente que no le guste no lo entiende, pero la danza es una verdadera forma de expresar la personalidad de cada uno, de sacar su energía, de llenarse de positivismo, de disfrutar y hacer disfrutar a su pareja... a ver si acaba todo el rollo de la selectividad y nos podemos dar un buen homenaje.

Primavera

Bien, parece que después de todo el mogollón la cosa ha ido saliendo: dentro de asumir la nueva realidad de un padre pachucho, volvemos a la normalidad. ¿Cómo se añora cuando se pierde? En fin, he podido dedicar un ratillo al blog, aprender a hacer una granja en el facebook aunque mi inglés es más intuitivo que otra cosa, empezar a buscar cosas para la actuación de Bollywood y Tribalesque... en fin muchos temas pero con mucha ilusión. En Semana Santa hemos disfrutado con la Cena de Pascua en casa, con reencuentros con amigos en torno a empanadas y cordero, de procesiones, de bandas, de una salida del Perdón espectacular, de hacer fotos, y fotos... estoy realmente contenta. Dentro de todo puedo decir que estoy haciendo cosas que me gustan, aunque siempre se quedan cosas en el tintero: entre ellas bailar, que echo mucho de menos y que tengo que retomar sea como sea.