Fin de semana

Llega el fin de semana después de una semanita a tope. Nada más que en la tarde de ayer nos hicimos cerca de 90 kilómetros con el coche de un lado a otro de la Bahía, corriendo como los de este friso etrusco. Pero es que tenemos una vida muy apretada, y queremos estar en todas partes... y a veces eso no puede ser. Luego te llega el bajón, y hay que hacer una parada. Esta parada la estoy haciendo ahora, escribiendo estas lineas para mi gente. Reservándonos para el sábado y el domingo (tenemos dos milongas) y no me extrañaría que Pablo quisiera ir a bailar salsa esta noche... y está claro que esto me gusta a rabiar... Creo que ya habrá tiempo para aburrirse en casa, y hay que aprovechar estos momentos de compartir aficiones con tus hijos... aunque te suponga tragarte partidos de futbol, baloncesto, obras de teatro algo espesitas y superar el cansancio para ir a bailar. El caso es que soy como un coche viejo, le cuesta arrancar... pero luego no hay quien le pare, y aguanta lo que le echen hasta el final. Luego una buena ducha de madrugada (por eso de quitarse el olor a tabaco tan horroroso), tu pijamita y a la cama, con los ojos volcados a mi colección de iconos y dándole gracias a Dios por una vida compartida con tus hijos.