Imprevistos

Todavía nos estamos recuperando del fin de semana cuando empezamos con el trasiego del día a día: los niños, las tutorias, la casa... sin embargo, todo queda en un segundo plano cuando a uno de los tres churumbeles se le ocurre ponerse malo: no son grandes enfermedades que preocupen, seguramente un estirón de esos que hacen cambiar las tallas de zapatos, pero cambia absolutamente el ritmo diario. Ya no hay inglés, nos quedamos todos en casita, con el niño arrebujado en la manta, haciendo la merienda que le gusta y contemplándolo un poquito. Y es que a veces les hace falta sentirse reyes de la casa por un día, recibiendo mimitos de todos y siendo un poco tiranos. Pero que aproveche lo que le quede porque no será por mucho tiempo. A ver cuando nos toca a los mayores esa dosis de contemplación, que a veces nos hace falta, sobre todo cuando los malos rollos nos rodean y te das cuenta que no puedes hacer nada para mejorar la situación. Pero como decia la Señorita Escarlata "mañana será otro día"